Turismofobia
Paco Roda 8 de agosto de 2017
Turismofobia es una palabra viciada. Y mal construida. O construida con toda la intención criminalizadora. Y a falta de análisis en profundidad del impacto del turismo sobre el espacio, las poblaciones y la propia economía de subsistencia, se echa mano del baratismo analítico o de la ideología de saldo. Turismofobia tiene tirón mediático porque es una veta acusadora ante el vacío de realidad que padecemos.
Quienes cuestionamos el actual modelo de ocio turístico y las prácticas degradadas del mismo, no hemos pasado por el diván del Dr. Freud para diagnosticarnos fobia alguna. Y el turismo o el ocio nocturno masificado, como afirmaba alguna editorial, no es un problema de convivencia, sino de usurpación, de robo del espacio público y de uso comunitario en beneficio de castas hosteleras que gozan de prestigio y credibilidad porque se les supone creadoras de empleo, ese bien escaso. Pero nada más lejos. Crearán empleo. Cierto. Pero todos los informes sindicales confirman que este empleo, al amparo de la reforma laboral del PP, es un subempleo, barato y de pésima calidad. Cuando no ilegal y reproductor de graves desigualdades laborales. A cambio de esto, las poblaciones autóctonas turistizadas se ven obligadas al exilio, relegadas de sus espacios, sus comercios residualizados y las estrategias vecinales y residenciales eliminadas. ¿Qué esto a ustedes no les importa? Pues bienvenida esa nueva izquierda analítica equidistante que ha sucumbido a los procesos de pensamiento más ultraliberales y tan políticamente correctos.