Terrazas
Javier Hualde, Juan Torrens, Itziar Gradín, Belén Lora, Javier Fernández, José Luis Lizarraga, Roberto Pérez, Oscar Armendáriz, Ana Gosá, María Amparo Antoñana, Julián Fernández, Néstor Martínez, Julio Pérez, Pilar Azparren, en representación de Convivir en lo Viejo/Alde Zaharrean Bizi
246 nuevas licencias de terraza ha otorgado el Ayuntamiento de Pamplona desde que se aprobara la ley anti tabaco en el año 2010, según recoge el artículo aparecido en Diario de Noticias el pasado 20 de mayo. Este año son 61 las nuevas terrazas hosteleras, de las que 26 corresponden a locales que ya las tenían y han estado un tiempo de baja. A pesar de las buenas palabras del concejal Aritz Romeo y del Plan de Control de Terrazas afirmando que “tanto los hosteleros como los ciudadanos se van concienciando”, la impresión que tenemos muchos vecinos y vecinas del Casco Viejo es bien diferente.
Para empezar habría que preguntarse si el ayuntamiento no está vulnerando la legalidad al autorizar terrazas en calles que no llegan a los seis metros de anchura. Si, como aseguró el concejal de seguridad ciudadana cuando se desató la campaña de algunos hosteleros porque les hacían retirar las terrazas en horario de carga y descarga, no existe ninguna calle peatonal en nuestro barrio, nos gustaría saber si, como manda el código de circulación, se respetan los 3,5 metros para el tránsito vial y los 1,80 preceptivos para los peatones y dónde se pretende meter el metro de barrica autorizada a razón de 16 céntimos/m2 al día. En realidad la confusión es mayor, ya que desconocemos incluso qué horario de carga y descarga aplica en aquellas calles que comúnmente eran consideradas como peatonales, pero que, a pesar de tanta campaña pro “amabilización” de las mismas (para echarse a temblar), han dejado de serlo. Sería más apropiado decir que relativo al tema de las terrazas el carácter de nuestras calles es “mixto”: “peatonales” a la hora de instalarlas y “no peatonales” a la hora de no retirarlas cuando toca. Un chollo para los que se están apropiando del escaso espacio público disponible en nuestro barrio.
Suponemos que el mencionado responsable sabrá mejor que cualquiera que las calles miden lo que miden: San Nicolás, por ejemplo, no supera los 4,10 metros en la desembocadura de la Plaza del mismo nombre y apenas alcanza los 5,30 en el cruce con Comedias. Pero esto no es ningún problema para que muchos locales inunden la calle de cubas y mesas con dimensiones que superan ampliamente lo autorizado, montajes normalmente aderezados por una multitud de carteles tipo trípode (aparentemente prohibidos por la ordenanza).
La calle Lindatxikia tiene terrazas (suponemos que autorizadas) y apenas mide 4 metros. San Miguel no alcanza los 4 metros (antes de la plaza) y sin embargo tiene autorizadas un par de terrazas. La mayoría del resto de calles no alcanzan los 7 metros, lo cual no es óbice para implantar tan “rentables extensiones”, por no hablar de Navarrería donde (parece ser por tener la consideración de vía de paso) no están autorizadas y sin embargo las hay compartiendo espacio con estantes instalados en las paredes. Prácticamente todos los bares tienen estas ampliaciones de su negocio con tan indefinidos límites. Y no podemos dejar de mencionar al Zentral, café espectáculo, cuya actividad, según un decreto foral, se debe desarrollar única y exclusivamente en el interior del local y que se ha ido apropiando paulatinamente de la plaza de los Burgos. Por cierto, en un proceso que parece imparable, ya que el ayuntamiento, tremendamente receptivo ante las demandas de algunos, aparentemente va aumentando la superficie autorizada de esa terraza año a año. A este paso acabaremos pagando peaje si queremos usar la bajada de Carnicerías para acceder al mercado.
Pero el tema no queda aquí, claro. Como indica la ordenanza, la zona de terraza (y no solo el lugar donde se deben situar las barricas) debería estar señalizada. En el caso de las terrazas de mesa alta, esto no se cumple para ninguna de las que inundan nuestro barrio. Para ninguna. De los planos que todos los establecimientos deberían de lucir a la vista con las especificaciones correspondientes mejor ni hablamos. En realidad, son tantos los incumplimientos relacionados con este tema que cuesta hasta enumerarlos.
Y ante el descontrol generalizado, la animada clientela sigue ocupando la calle y desparramándose hasta impedir el tránsito peatonal (no digamos si bomberos o ambulancias se tuvieran que meter por San Nicolás, Estafeta, Comedias o Navarrería a la hora del vermú o el juevintxo). Y a pesar del dispositivo especial de seis agentes de Policía Municipal destinado a controlar el juevintxo y fastos similares, cuyo cometido es la prevención y erradicación de conductas infractoras como sacar bebidas del local fuera de la zona autorizada, el número de denuncias en 2016 por este motivo fue tremendamente esclarecedor: dos. En todo Pamplona. De record. Aunque como es natural estos agentes seguirán directrices. No hace falta ser muy avispado para adivinar de qué tipo.
¿”Concienciando” dice el señor Aritz Romeo? Mire, aquí lo único de lo que nos estamos concienciando muchos vecinos y vecinas del Casco Viejo es de que alguien (por acción u omisión) nos está imponiendo vivir en calles convertidas durante muchas horas a la semana en bares al aire libre, que, por cierto, no tienen limitación de aforo. Y esto, que no se permitiría en otros barrios, se permite aquí. Pero, como entenderá, muchos no estamos dispuestos a ser los “daños colaterales” de este fiestón tan lucrativo que de unos años a esta parte se ha impuesto en muchas de nuestras calles. Así que seguiremos defendiendo nuestro hábitat.
Versión completa del texto publicado en Diario de Noticias.