‘Marca Pamplona’
PACO RODA – 26 de Marzo de 2018
Quizás Hemingway hoy no vendría. Él, que ya en 1923 nos introdujo en la agenda internacional del turismo de masas. Cuando en esta ciudad solo había toros en verano y curas en invierno. Y maderos todo el año, dijo alguien. Quizás ese trauma gris marengo nos haya marcado como ciudad tristona, sin estrategia de venta al por mayor, sin nada que ofrecer más allá de esas 204 horas en honor del santo que nos liberan para todo el año. Igual es porque no tenemos mar, ese mar que muchos imaginábamos inundando la Rochapea desde las murallas del Redín. Quizás por eso, para pamplonear el mundo mundial, este ayuntamiento ha impulsado la Marca Pamplona.
Nos incorporamos así, avalados por el buen rollo ciudadanista, a la lista de ciudades neoliberales convertidas en ciudades-empresa. Ciudades rehenes de las economías poscapitalistas que dejan de ser centros de producción y residenciales para convertirse en centros históricos terciarizados al servicio de los intereses financieros de una minoría. Y esto lo vendemos como turismo sostenible para evitar reconocer que esta citymarketización del Casco Viejo, porque de eso se trata, en el fondo monitoriza todo lo que sucede en el espacio urbano. Un espacio ya absolutamente desconflictivizado y estetizado gracias a la comercialización y festivalización permanente de sus calles.
No reconocer que ha habido intentos de aumentar el bienestar de la vecindad sería de bastardos. Pero de ahí a comulgar con esta estrategia porque ello generará puestos de trabajo y ganancias y buen rollo y ambiente y nuevas inversiones y así ganamos todos;va un trecho. Porque no es verdad. Porque ganan unos pocos. Y además no reparten. Y porque guste o no, atraer visitantes y reforzar la marca-ciudad se articula como elemento catalizador de las estrategias de acumulación, tanto las financieras como de otras ramas del capital corporativo. Que esto lo venda UPN vale, que lo venda la izquierda me preocupa. Y mucho.