Los vecinos podrán solicitar que se reduzca la hora de cierre de bares en zonas residenciales

Daniel Martínez 24 de enero de 2018

El decreto que desarrollará la Ley de Espectáculos abre la puerta a esta opción cuando existan «informes técnicos fundamentados» | En barrios como Cañadío ya estudian el mecanismo

El pasado mes de noviembre, durante la celebración de la gala anual de los hosteleros de Cantabria, Ángel Cuevas fijó la posición común de los empresarios de bares, pubs y restaurantes de Cantabria: «Lo decimos alto y claro. Estamos en contra de la posibilidad de limitar los horarios». La reflexión no era espontánea. Entonces, el representante del sector en la región ya sabía que el decreto que estaba redactando el Ejecutivo regional para desarrollar la recién estrenada Ley de Espectáculos iba a poner sobre la mesa la opción de que los afectados por los ruidos en zonas residenciales solicitaran la reducción de la hora de cierre de los locales. Una excepción a la regla general que, si finalmente sale adelante este documento, tendrá que estar «sobradamente fundamentada».

De acuerdo al artículo 9 del borrador del decreto, quienes se consideren perjudicados por las molestias derivadas de este tipo de negocios y se encuentren en zonas «calificadas y delimitadas como residenciales, medioambientalmente protegidas o simplemente saturadas en las que la actividad que se desarrolla impide el derecho al descanso» podrán formalizar una solicitud sobre la que después decidirá el Gobierno regional. En un sentido -obligar a adelantar el cierre- u otro.

Desde la Consejería de Presidenta, el departamento encargado de impulsar el proyecto, señalan que el caso más evidente para aplicar esta excepción a la regla general es el de los centros hospitalarios o las residencias de mayores que tengan cerca un área de ocio nocturno, pero reconocen que la literalidad del texto también deja abierta la puerta a asociaciones de vecinos como las de Cañadío o el Río de la Pila. Ambas llevan años quejándose de los problemas de convivencia relacionados con el ruido procedente de los locales. Así que, aunque después de años de llamamientos a las administraciones públicas son escépticos, no ven con malos ojos esta posibilidad.

«No está mal, pero no haría falta nada de esto si se cumplieran las normas que ya existen. El Ayuntamiento de Santander y el Gobierno regional sacan normativas sobre los niveles de ruido y después se quedan en nada. Ni multas, ni nada», lamenta Ricardo Sánchez, presidente de las asociaciones de vecinos de Cantabria. En su opinión, el procedimiento debería ser más sencillo. Porque el que establece el reglamento que comenzará a aplicarse en los próximos meses exige que la petición incluya «razones claramente motivadas en informes técnicos».

Antes de tomar una decisión, se cogerán los informes de los vecinos -incluso algunos de tipo médico, porque algunos residentes se quejan de que las molestias y la falta de horas de sueño les están provocando trastornos psicológicos-, del ayuntamiento y de los hosteleros. «Se escuchará a todas las partes que pueden verse implicadas y los motivos tienen que estar muy bien fundamentados. Hay que tener en cuenta que es una medida excepcional», subrayan desde el Ejecutivo, a la vez que recuerdan que el decreto todavía está en periodo de alegaciones y sufrir variaciones.

En cualquier caso, en las asociaciones de vecinos de Cañadío y de la zona de vinos de Torrelavega están atentos a cualquier novedad y no descartan comenzar el proceso en cuanto sea posible. Eso sí, no están seguros de que esta vía sea la mejor para alcanzar una solución. «Nuestro problema no es que un bar esté hasta tarde si está bien insonorizado. El problema lo causan las terrazas. No puedes permitir que el horario del interior sea el mismo que el de la calle», precisa Ricardo Alea, portavoz de los vecinos de Cañadío, quien precisa que la mejor opción sería que la norma diferenciara entre el momento del cierre del local y el de sus terrazas. Un asunto que este decreto, por lo menos el borrador actual, no contempla. José María Gavito, presidente de la asociación de vecinos de la zona de vinos de Torrelavega, coincide en este diagnóstico.

Si la opción del adelanto del cierre de locales en zonas conflictivas es una batalla que los hosteleros muy probablemente tengan perdida, en cambio se felicitan porque el documento sí recoge el permiso de media hora -antes no la tenían- para desalojar una vez que se alcance la hora de cierre. En ese margen no se permitirá el acceso de más clientes ni se servirán consumiciones. A partir de ese momento el responsable del local también tendrá que apagar la música, las máquinas recreativas y encender la luz.

El documento recoge el horario general de apertura de todos los establecimientos hosteleros, que apenas sufren variaciones. Los bares, bodegas, cafeterías, restaurantes y salones de banquetes tendrán que seguir cerrando a las 02.00 horas en invierno y 60 minutos más tarde en verano. Los pubs tendrán de límite las 03.30 y las 04.30 horas, respectivamente, en función de la época del año, las verbenas y romerías populares tendrán que apagar la música a las 04.00 horas y las discotecas, salas de fiesta y tablaos flamencos -también se recoge este supuesto- a las cinco de la madrugada como muy tarde en temporada baja y una hora después en temporada alta. En todos los casos, como hasta ahora.

El nuevo decreto sí será más restrictivo para teatros, teatros al aire libre y auditorios, que tendrán que echar la persiana antes (02.00 y 02.30 oras). Los mayores beneficiados son los locales recreativos y de azar. Los que aguanten hasta última hora podrán acabar la noche en los casinos, que amplían su permiso hasta las 06.00 horas. Los bingos cerrarán ahora a las 04.00 horas y los salones de juego 60 minutos antes. También se recoge la posibilidad de solicitar horarios excepcionales de cierre -en este caso para su ampliación- con motivo de fiestas patronales, las celebraciones de fin de año o «aquellas actividades recreativas, deportivas, culturales o sociales que por sus características específicas o excepcionales necesiten rebasar el horario general».

El Gobierno intentará incluir las 15 alegaciones presentadas

El Gobierno de Cantabria se encuentra en este momento estudiando las 15 alegaciones presentadas por distintos colectivos y particulares al decreto que desarrollará la Ley de Espectáculos de Cantabria y que regulará los horarios y las actividades recreativas. La intención de la Consejería de Presidencia y Justicia, la encargada de sacar adelante el texto, es introducir en el documento final todas aquellas propuestas que «sirvan para mejorar» el borrador actual.

En concreto son tres las entidades que han presentado alegaciones: la Federación de Municipios de Cantabria (FMC), la Asociación Cañadío-Ensanche-Pombo y la Asociación Cántabra de Empresas Operadoras de Máquinas Recreativas y de Salones de Juego. Además, también lo ha hecho a título individual un agente de la Policía Local de Santander. Quien no ha intervenido en este proceso participativo debido a un «fallo humano» es la Asociación de Hostelería de Cantabria. «Eso no quiere decir que haya cambiado nuestra opinión. Seguimos radicalmente en contra de esa posibilidad que se le da a los vecinos y a los ayuntamientos para reducir los horarios previamente fijados», señala el representante de los empresarios del sector, Ángel Cuevas.

Así, alguna de las alegaciones se refiere al horario especial que se podrá aplicar a algunos establecimientos y otras con la modificación del horario excepcional durante las fiestas oficiales y patronales. En el caso de los vecinos de Cañadío, la solicitud pasa por un regulación propia e individual para las terrazas. Con las mejoras que se introduzcan, el nuevo decreto pasará de nuevo por los servicios jurídicos del Ejecutivo regional y si estos dan el visto se presentará al Consejo de Gobierno para su aprobación.

diariomontanes

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