‘La escalerica’
Paco Roda 06·02·23
En qué barrio vive ese personaje municipal que pensó solicitar fondos europeos Next Generation para atizar el festón disco-tabernario presanferminero a meses vista. Me pregunto. Imagino que el lumbreras hizo un buen informe hincando la pluma en esa redefinición de los sanfermines que los alarga todo el año mediante una escalera de eventos. Y se empeñó con un lenguaje tecnócrata en la defensa de la cultura popular y la resiliencia a favor de unas fiestas sostenibles en el tiempo. Es decir, a perpetuidad. Lo adornó tan bien, que en Bruselas creyeron que una escalerica era una barrera urbana que impedía la movilidad. Y se tragaron el anzuelo. Y nos dieron pasta a saco. Para seguir metiendo ruido, para seguir inflando las cuentas de los mismos y para seguir ninguneando a esa vecindad resiliente a la que ponen por bandera. Para hartarnos con un modelo de fiesta que solo cabe en un barrio.
Y ocurrió que la escalerica, ese evento tradicional, popular, de cuadrillas, peñas o de vecindad bien avenida, se reinventó vía apropiación municipal. Eso sí, institucionalizada con fondos europeos. Bueno, esto siempre ha sido la mercantilización de la cultura aunque ahora se llame sostenibilidad turística con el aval cómplice de los agentes locales.
Si yo fuera el solicitante de esos fondos iría más lejos. Cambiaría la escalerica por la noria, sí. La noria continuaría con el 8 de agosto, 9 de septiembre, 10 de octubre, 11 de noviembre y 12 de diciembre. Y vuelta a empezar. Hasta reventar los días, el calendario, y las calles, las aceras, y las ventanas y balcones y los sueños de las currelas, de la infancia, los enfermos y ancianos. Y qué más da lo que necesitemos en este barrio insomne si tenemos fiesta, fiesta, fiesta.
El otro día un lema muy jacobino superó con creces todo lo dicho aquí: Nuestras calles no son vuestras discotecas/Gure kaleak ez dira zuen diskotekak. Pues eso.