La ecología como troyano del botellón hostelero

José Antonio Lezaun – Integrante de Convivir en lo Viejo / Alde Zaharrean Bizi – Lunes, 27 de Junio de 2016

El Ayuntamiento de Pamplona impulsó una nueva campaña de vasos reutilizables en el Casco Viejo, con motivo del que fue Día del Vecino que se celebró el sábado, 28 de mayo.

En esta ocasión participaron 8 establecimientos más, hasta alcanzar 31 de los 41 bares existentes. Las calles que delimitan la zona festiva para esta prueba son las mismas que las implicadas en el ensayo de Nochevieja: San Agustín, Tejería, Calderería, Mercaderes, Curia, Navarrería, Aldapa, Carmen y Compañía. El peligro: de dos pruebas, ¡dos en la misma zona! y en esta tierra algunos con menos hacen tradiciones.

En mi opinión, dado que estas pruebas piloto son voluntarias para la hostelería, que un día en que la fiesta salpicó a todo el Casco Viejo no se haya aprovechado para ampliar el ensayo a más zonas simultáneamente y que se limiten a duplicar el que en su día se hizo en una única y mínima área, da cuenta del fracaso en la implantación de dicho vaso por la nula receptividad que la idea ha tenido en el resto de la hostelería.

Si este vaso se implanta en todo el Casco Viejo y únicamente en ambos Sanfermines, podría tener algún sentido, pero lo anterior me empuja a pensar que la voluntad de ambas partes (hostelería y Consistorio) es imponerlo en este barrio y no solo en esas dos fechas, y si tengo en cuenta la permisividad con la que cierta hostelería de la zona publicita un horario como apto para sacar bebidas a la calle, no hay duda, “blanco y en botella”. En la nota municipal de 25-05-2016 dan cuatro ejemplos del código ético de esta hostelería. Comento 2 de los 4 ejemplos, se comprometen con:

-“La limpieza del entorno, evitando el uso de vajilla desechable”. Publicitan el incumplimiento de la normativa, debería decir: “la limpieza del entorno, evitando que los clientes saquen bebidas fuera de nuestras instalaciones”.

-“El servicio profesional y responsable, prestando especial atención a que los menores de edad no consuman bebidas alcohólicas”. Comparto su preocupación, pero es lo que tiene burlar un decreto que, además, evita la venta de alcohol sin control sobre el consumidor final. Son establecimientos públicos habilitados para el consumo inmediato en el interior de sus dependencias y aunque utilizan vaso y botellín ya no sirven al uso de un establecimiento de hostelería, venden como un supermercado: se entra, se elige, se paga, y se saca la compra fuera de las instalaciones mientras el resto, si se trata de un grupo, queda fuera del control del local esperando el suministro sentados sobre el adoquín.

Vuelvo al vaso, nada puede justificar que un Ayuntamiento, en el que recae el control del obligado cumplimiento de las normas, menosprecie una prohibición reglada mediante decreto foral suministrando a la hostelería un vaso cuyo uso implica el sacar bebidas fuera de sus dependencias, consumir en espacio público y fomentar el botellón.

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