El 12-M, “las ciudades no se venden”
Iñigo Aduriz 13 de abril de 2018
Colectivos que luchan contra el actual modelo “neoliberal” de ciudad convocan movilizaciones en toda Europa para el próximo 12 de mayo
El objetivo es luchar contra la gentrificación y turistificación que “excluyen a porcentajes enormes de la ciudadanía”
Denuncian “la persecución de la pobreza” y la creación de ciudades “para ricos” en las que el resto de vecinos “son expulsados”
Bajo la premisa de que “las ciudades no se venden”, decenas de organizaciones que luchan contra la mercantilización de los grandes municipios se movilizarán el próximo 12 de mayo en localidades españolas y europeas con el objetivo de criticar “el modelo de ciudad neoliberal” que sitúa “el dinero y el trabajo” en el centro de su actividad y que, a su juicio, caracteriza la gestión de la mayoría de los ayuntamientos del continente. Como explica Álvaro, miembro del centro social madrileño La Ingobernable, convocante de la protesta que tendrá lugar en la capital bajo el lema #MadridNoSeVende, la del próximo mes es “una invitación” a la ciudadanía que surge del acuerdo entre distintos colectivos que han consensuado esa fecha para llevar a las calles las reivindicaciones que llevan planteando en sus respectivas áreas de actuación desde hace años. Se trata de una iniciativa que se lleva gestando desde el pasado diciembre, y que pretende que las peticiones para un cambio de modelo de las ciudades se sitúen en la agenda pública de las distintas administraciones.
Además, serán movilizaciones que seguirán “la línea del 15-M, para no perder capacidad de crítica general y que no se queden en luchas sectoriales”. Estos colectivos trabajan contra los procesos de gentrificación que, en ciudades como Madrid, están haciendo que se encarezcan los precios de los alquileres expulsando del centro de los municipios a los ciudadanos de las clases medias o bajas. También buscan revertir la “turistificación” de los municipios, algo que afecta especialmente a ciudades como Barcelona o Palma de Mallorca. Denuncian, asimismo, situaciones como las que se produjeron en Madrid durante el mandato de Ana Botella, cuando se vendieron 1.860 viviendas públicas a un fondo buitre. Y arremeten contra los grandes planes urbanísticos en los que, explican, quienes realmente se benefician son los grandes grupos económicos y no los ciudadanos.
Los convocantes reivindican, en todo caso, “nuevas formas culturales, sociales y de hábitos de consumo” que, como explica Álvaro, promulguen modelos de ciudades más sostenibles. Porque, a su juicio, los actuales impulsan “la persecución de la pobreza” y crean ciudades “para ricos” en las que el resto de los vecinos “son expulsados”. Los colectivos están ahora concretando cómo serán esas movilizaciones previstas para el 12 de mayo y que ya cuentan con convocatorias en ciudades como Madrid, Barcelona, Málaga o Pamplona, en el caso de España, así como en otras capitales europeas como Milán o Nápoles.
Las protestas llegan un año después de las que tuvieron lugar en la capital española para reivindicar que la ciudad es “de los vecinos” y que denunciaron la violencia machista, la corrupción, la contaminación y la turistificación que sacudía a la capital. Víctor, portavoz #MadridNoSeVende, celebra que este año la movilización sea internacional y explica que “aunque el paraguas es común, no hay una forma de movilización única”, de manera que en cada localidad las protestas se realizarán de forma autónoma. “Hay cierta diversidad pero existe una idea común que es dejar claro que las ciudades no son negociables y que es necesario recuperarlas para la gente”. Por ello, llaman a la movilización a la ciudadanía “que es consciente de que se necesitan reformas de urbanismo y de derechos públicos” para hacer las ciudades más vivibles.
Según denuncian, “hay una ofensiva de determinados grupos de poder empresariales y de élites financieras que buscan devastar el bienestar de la ciudadanía”, algo que “viene orientado por las grandes operaciones urbanísticas o la subida de alquileres voraz que atenta contra el derecho de la vivienda”. Víctor asegura que, en el modelo actual, se “excluye a porcentajes enormes de la ciudadanía” y se ponen en marcha políticas “antagónicas a lo que necesita la gente” que es, por ejemplo, “el acceso a la educación pública o a la sanidad universal”. Son, en definitiva, “problemáticas comunes en toda Europa”, donde se ha instaurado un modelo “neoliberal y autoritario que deja fuera a grandes grupos sociales”.
El jueves, las organizaciones que preparan la movilización de Madrid mantuvieron una asamblea en la que, además de los preparativos del 12 de mayo, acordaron poner en marcha distintas iniciativas públicas “sorpresa” que sirvan para hacer partícipe a la ciudadanía de esta problemática. Respecto a los problemas estrictamente madrileños apuntan a la “gentrificación y turistificación sobre todo en los distritos del centro”. Pero entre sus objetivos está también explicar “la idea de que Madrid no solo es el centro sino que es mucho más”. Uno de sus lemas será, por ello, “desde la periferia hasta el centro”. Porque, como explica Víctor, “Madrid es periferia” y otros barrios que tienen otra serie de problemáticas distintas al centro “tienen derecho a sentirse parte de Madrid y reivindicar la ciudad rebelde y castiza que no se arrodilla ante los intereses financieros”.
El 12 de mayo es, además, una “fecha simbólica” en la capital tanto porque coincide prácticamente con el día en el que se realizó la primera protesta el año pasado, como porque se celebra a apenas unos días de San Isidro, patrón de la ciudad. “Es una buenísima ocasión para que la ciudadanía madrileña indignada ante la situación de expulsión sistemática se movilice y salga a la calle a reivindicar lo que es justo. Necesitamos un Madrid que merezca la pena ser vivido”, remacha Víctor. Los convocantes esperan incorporar a las marchas a distintos sectores “que se ven afectados por las políticas de las instituciones” municipales, como los colectivos ecologistas, las plataformas que luchan por el derecho a la vivienda, los emigrantes o el sindicalismo social”.