Calzados Mónaco, que cerró en 2016 en el Casco Viejo, se convertirá en otoño en un negocio de hostelería
Mariví Salvo 22.06.2021
El local, de 110 m2 y en la calle Pozoblanco, va a ser la continuación del Fika, situado casi al lado, y tendrá el café de especialidad como buque insignia
Fue durante décadas un negocio de zapatería en la calle Pozoblanco, 12, en el Casco Viejo, y ahora cambia de actividad. Este otoño el antiguo Calzados Mónaco abrirá al público como un establecimiento de degustación de café.
Deborah Blanco, la propietaria del Café Fika, situado muy cerca, en el portal 18, está detrás del proyecto del Fika II o Fika Café, la segunda parte de un negocio de degustación de tes y cafés que la mujer del empresario Jorge Goicoechea puso en marcha en 2018 y que ahora va a tener continuidad. Las obras de reforma de la zapatería que regentaron los hermanos Manero hasta 2016 están a punto de comenzar y la apertura se prevé para septiembre.
«Todo esto comenzó en 2018. Yo solía ir a Cafés Bruno, y cuando Cristina cerró allí el negocio, lo cogí, un poco por nostalgia». Café Fika, que recibe su nombre de la tradición sueca, se ha centrado desde entonces en cafés de especialidad («nos suministran tres empresas», explica), así como en bizcochos, cookies y dulces, muchos veganos. Un local de 50 m2, que ahora se va a complementar con la bajera de Mónaco, de otros 110 m2.
A partir del otoño, el antiguo Café Fika se va a destinar a venta de café molido, productos relacionados con el café, etc. mientras que el nuevo local va a centrarse en la cafetería y degustación. «Habrá sitio para unas 60 personas», dice Goicoechea. El equipo humano del Fika también se ampliará. «Ahora, junto a Deborah, están otras tres personas», añade.
Como en otros proyectos de Goicochea, en la reforma del local de Pozoblanco se va a recuperar el aspecto original: «Mi idea siempre es tirar techos y levantar suelos, devolver la piedra a las paredes y que la gente disfrute de la construcción del Casco Viejo». En el Fika Café, que tendrá licencia de degustación (la que permite la normativa municipal en el Casco Viejo por no ser actividad clasificada), habrá historia de sobra.