Los barriles en medio de la polémica
Beatriz Díaz 03/03/2015
Hosteleros, clientes y vecinos del Casco Antiguo discrepan acerca de la propuesta del Ayuntamiento de Pamplona que pretende restringir los horarios de las ‘terrazas de barriles’ para evitar ruido
Los hosteleros rechazan totalmente la propuesta, los clientes comprenden a los vecinos pero también miran por sus intereses, y los que viven en la zona apoyan la norma. La causa de esta variedad de opiniones es la medida propuesta por el Ayuntamiento de Pamplona el pasado martes con el fin de solucionar el problema del ruido que generan los bares del Casco Antiguo. En concreto, los afectados serán los que tengan terrazas de barriles y sillas altas, ya que la medida restringe sus horarios.
El tema se discutía el sábado en las terrazas de la calle San Nicolás. Unos se posicionaban en contra, otros a favor y algunos directamente no le encontraban sentido a la norma. En la terraza del Bar Río se encontraban tomando una caña Elena Sarasibar y Cristina Pueyo. “Que quiten antes los barriles no va a evitar que la gente salga a la calle con el cubata. Va a haber el mismo ruido”, comentó Sarasibar. Su amiga, mientras fumaba, añadió que se ocasiona más ruido cuando los bares cierran “porque la gente se concentra en la calle”. Unos metros más allá, en la terraza del Bar Iru, Irune Zuasti tomaba un café y fumaba un cigarrillo. Coincidía con la opinión de Sarasibar y decía que no le veía lógica a la medida.
Los vecinos que viven o han vivido en esta zona de Pamplona saben bien cómo se sufre el tema del ruido. Es el caso de Xabier Hernández, que vivió durante años en el Casco Antiguo. El sábado estaba reunido con dos amigos en la terraza del Bar Burgalés, en la calle Comedias. “Estoy a favor de la medida. Sé perfectamente lo que es vivir con bares debajo de casa. Hay que conciliar con los vecinos”, dijo Hernández.
También hay opiniones que se posicionan totalmente en contra de la norma. Marta Jordano, Inés Bernar y Cristina San Fulgencio charlaban mientras agotaban sus cervezas en el bar Don Hilarión. “Me parece fatal. Entre semana entiendo que se aplique por los vecinos. Pero, por ejemplo, no me parece oportuna en los juevintxos, que es algo tan característico de la calle Estafeta y otras”, sentenció Bernar, una bilbaína que vive en Pamplona. Su amiga Jordano, cordobesa, aseguró que aunque haga frío ella los jueves prefiere pasar el rato en la calle porque “es el punto de encuentro y en lo bares no se puede estar”.
VIVIR EN EL CASCO ANTIGUO
La medida se propuso principalmente para evitar las molestias de ruido a vecinos. Sagrario Ruano salía con su marido de su portal de la calle Chapitela para dar un paseo. “A nosotros no nos afecta mucho la medida, porque debajo de nuestra casa no hay bares. Pero si viviésemos en Estafeta seguro que nos quejaríamos”, comentó Ruano. Cerca paseaba una vecina de la Bajada Javier que aseguró que “hay cosas más importantes que hacer en el Casco Viejo”, como por ejemplo adecuar calles como Jarauta.
Iñaki Llarena vive en la calle San Lorenzo. En su caso nota más los ruidos que se generan de madrugada que los de las terrazas a las doce o una. “Me molestan más los chillos de la gente que va borracha a las tantas de la noche. Todos hemos tomado alguna vez algo en una terraza y no por eso creas alboroto. Entiendo que para los bares viene peor que para los vecinos”, dijo Llarena.