Desde la fuente
José Antonio Lezaún – Domingo, 18 de Octubre de 2015
El día 12 de octubre, tras la manifestación a favor de los pueblos libres y para denunciar el juicio a miembros de Askapena, se organizaron en la plaza de la Navarrería unos conciertos que durarían desde las 3 hasta las 7 de la tarde. Antes ya se había avisado a los vecinos mediante unos carteles colocados en portales y paredes que se iban a llevar a cabo los conciertos, indicando el horario y que se intentaría molestar lo menos posible con la limitación de los decibelios del mismo y posterior limpieza de la plaza. En estos carteles también se indicaba que los actos estaban autorizados, o por lo menos informados, tanto al Ayuntamiento como a ¿Auzoenea?
La plaza se convirtió en una discoteca al aire libre, con conciertos, mesa de mezclas y demás. Antes de las 5 de la tarde ya la cosa se desmadró, la gente de la plaza muy contenta, nosotros en casa no. No sé a qué se refirieron con “limitar los decibelios” y, además con ese tipo de conciertos saben que es imposible. ¡Hay vecinos que afirman que fueron los más molestos que recuerdan y, tela con los de San Fermín Txiki!
No consigo entender por qué una asociación, movimiento social, grupo a favor de lo que sea organiza unos conciertos en la Navarrería, sabiendo que vecinos del Casco Viejo en general, y la Navarrería en particular, nos hemos juntado para tratar de luchar contra el ruido que soportamos en nuestras casas y conseguir un barrio más habitable para todos, sea éste un 12 de octubre, un domingo a la mañana o un viernes por la noche. Pensábamos que después de San Fermín Txikito tendríamos unos días tranquilos pero nada más lejos de la realidad.
La reivindicación era legítima, la manifestación también, pero ¿por qué consideran reivindicación seguir con ruido y juerga en la plaza o esto era otra cosa? ¿Por qué para, después de terminada la manifestación, se organizaron conciertos en una zona, que ya de por sí, está saturada? ¿Quién lo decide? Me parece una falta de respeto total hacia los residentes, por una parte, de los organizadores del acto, por otra parte, del Ayuntamiento y por último de Auzoenea (si es verdad lo que ponía en los carteles), ya que incitaron, autorizaron o auspiciaron la celebración de unos actos en la plaza que incumplieron leyes y vulneraron demasiados derechos de los vecinos. Estamos hartos.