Barras en la Plaza del Castillo: Un uso prohibido, un botellón, y más
Pilar Azparren, Julio Pérez, Nekane Iriarte, Belén Lora, Miguel Monreal, Javier Uribesalgo y Bitia Pérez, en representación de Convivir en lo Viejo/Alde Zaharrean Bizi 16.06.2022
El Ayuntamiento de Pamplona ha publicado en su página web un condicionado, restringido, para la explotación de 10 barras de bar en la Plaza del Castillo durante las fiestas de San Fermín de este año.
A pesar de que hace unos días el alcalde de Pamplona, el Sr. Maya, hizo público que el Ayuntamiento no tenía interés en su instalación y que si nadie las solicitaba «se acabó el problema»; que según algún hostelero la idea no había surgido del sector, y que, con cierto enfado parecía, algunos de ellos se han visto obligados a solicitar una de dichas barras para que no se la pisase algún colega; la decisión está tomada: se van a instalar. Ya están adjudicadas. A nosotros nos parece que falta una explicación seria sobre la operación.
Como bien se expresa en el condicionado, se trata de barras de bar, y eso a pesar de que el vigente PEPRI del Casco Viejo de Pamplona considera ese uso, el de bar, como un uso prohibido (artículo 89). La iniciativa privada no puede instalar nuevos bares, pero sí el Ayuntamiento porque el plan se lo autoriza cuando existan razones de interés general que lo justifiquen, siempre que se encuentren sujetos al control de una administración pública.
Como en un cuento, la iniciativa privada no puede instalar nuevos bares en el Casco Viejo, pero el Ayuntamiento sí, y éste aprueba un condicionado y se los adjudica a los hosteleros, por lo que al final sí se puede hacer lo que está prohibido. Una gran paradoja.
Desde Convivir nos planteamos qué razones de interés general pueden amparar esta iniciativa municipal, y no conseguimos encontrarlas, por eso le pedimos una explicación al alcalde de Pamplona. Nos gustaría que nos contestara públicamente.
Resulta difícil entender que la justificación municipal se encuentre en las razones que el Sr. Labairu ha expuesto en los últimos días en una entrevista en un medio local: «El que está en la Plaza del Castillo y quiere tomar algo tiene que armarse de paciencia sobre todo durante los conciertos». Según el concejal, parece que hay una enorme necesidad de bebidas en la Plaza del Castillo y, hasta tal nivel ha llegado, que el equipo de gobierno municipal ha tomado cartas en el asunto y, como sus denostados comunistas, se ha puesto a ejercer la iniciativa pública en materia económica, en la hostelera precisamente, para solventar una demanda no adecuadamente satisfecha.
En dicha entrevista se dice también que esta medida va a frenar el botellón.
A juicio de Convivir estas barras no solo no van a frenar el botellón-RAE, ese que según la definición de ese organismo consiste en «una reunión al aire libre de jóvenes, ruidosa y generalmente nocturna, en la que se consumen bebidas alcohólicas», que seguirá existiendo sin duda, sino que va a servir para apuntalar aún más el botellón-barero, el que practican los bares y consiente el Ayuntamiento de Pamplona durante todo el año y que beneficia sobre manera a los establecimientos de hostelería al ampliar el aforo de sus locales sin límites físicos (la demanda en la calle es la que los marca) que a su vez colaboran en el bienestar de sus clientes, aunque fastidien al vecindario, porque como decía con absoluta normalidad un hostelero el otro día los clientes piden calle cada vez más. Así, el Casco Viejo de Pamplona se ha convertido en algo que muchos que seguramente viven en otros barrios no quieren para ellos y no les interesa ver mientras a ellos no les afecte: un gran bar al aire libre donde todo el mundo bebe en la calle, los chavales y también sus padres y amigos, en horario diurno y en el nocturno. Unos obtienen la bebida de las tiendas y otros de los bares. Uno está cuestionado y el otro se alienta y consiente. Pero ese segundo, el botellón-barero, del que no se habla, pero está ahí, que es un imponente negocio, es el que está prohibido por la normativa foral vigente: la disposición adicional segunda del Decreto Foral 202/2002 establece que los titulares de los establecimientos de hostelería no permitirán sacar bebidas fuera del local o de las zonas autorizadas como terrazas pudiendo ser sancionados en caso contrario. Y sin embargo, da igual.
La única diferencia que existe entre los dos tipos de botellón es la fuente del suministro y eso es lo que se quiere perseguir parece ser, no el hecho de beber en la calle, ya sea en modelo Botellón-RAE o en el de Botellón-barero, que es el verdadero problema del vecindario.
Desde Convivir hemos asistido estupefactos a la polémica sobre la existencia/inexistencia de «agua» en las barras/casetas, una polémica como de El Jueves. El alcalde la ha zanjado aconsejando a la oposición que se lea la normativa, afirmando que las barras-casetas se van a instalar, que las que se van a colocar en la Plaza del Castillo son las mismas que se pusieron en el Paseo de Sarasate sin que se suscitara problema sanitario alguno y que además hicieron a todo el mundo «muy feliz».
A la vista de estas declaraciones, desde Convivir, recomendamos al Sr. alcalde lo mismo y que no confunda silencio con conformidad. Las barras de Sarasate, para el Ayuntamiento técnicamente terrazas acogidas a la normativa de estas, no bares, se colocaron durante la pandemia y muchos no dijimos nada, dadas las circunstancias. Que no dijéramos nada entonces no significa que no tengamos una idea sobre el tema, que la tenemos. Piense también, Sr. alcalde, que muchas personas tampoco dicen nada, en pandemia y fuera de ella, por muchas razones y fundamentalmente porque no sirve para nada. A los vecinos se nos ignora directamente. Nuestros derechos no están ahí… y la felicidad, Sr. alcalde, afortunadamente se encuentra en otras cosas, y desde luego para los vecinos del Casco Viejo no en la hostelería ni en las barras de bar precisamente, como es muy fácil deducir y llevamos años clamando, aunque sea en el desierto a la vista de los resultados.
Cuando escribimos este escrito el concejal del ramo ha justificado la instalación de las barras de bar que el Ayuntamiento ha promovido motu propio y que, por cierto, no está previsto que paguen tasa alguna por ocupación del espacio público, en los enormes inconvenientes que parece ser existen para beber en la Plaza del Castillo cuando se está asistiendo a una actuación. Desde Convivir en lo Viejo/Alde Zaharrean Bizi, como muchas personas de Pamplona, lamentamos profundamente la decisión y también su justificación y esperamos que pase como con la hípica, que caigan por su propio peso y no se instalen nunca más aunque tengamos antes que pasar por el calvario de que este año 2022 sí lo estén.
Firman este artículo: Pilar Azparren, Julio Pérez, Nekane Iriarte, Belén Lora, Miguel Monreal, Javier Uribesalgo y Bitia Pérez, en representación de Convivir en lo Viejo/Alde Zaharrean Bizi