El frutero
PACO RODA – 5 de Febrero de 2018
Pues fíjate Enrique, Maya por supuesto, que pensaba yo ponerme una frutería aquí, en la Jarauta, y mira por donde, con lo que dices, me he echado patrás. Les cuento. Estos días el Casco Viejo anda revuelto. Que si póngame cuarto y mitad de amabilización, tres cuartos de desertización y medio kilo de peatonalización. Que me lo llevo puesto y a ver si llego antes o después a casa. Pues bien, el otro día, nuestro exalcalde se vino arriba y sentenció el asunto con un agrio epitafio comercial: “A base de fruterías y de mercerías no se va a revitalizar el Casco Viejo”. Así se dirigía a quienes cuestionaron sus políticas comerciales cuando tuvo responsabilidad pública. Le faltó decir: a ver pringaos, cómo vais a revitalizar el Casco Viejo si no es con más bares, gastrobares, hoteles, franquicias, supermercados, apartamentos turísticos y Airbnb por vena. ¿Es que no os dais cuenta que con fruterías, carnicerías, mercerías, ferreterías o pescaderías no revitalizáis ni el pelo de Danny DeVito? Oí esto y entonces recordé que hasta 1864 la actual plaza del Ayuntamiento se denominó Plaza de la Fruta. Porque en esa plaza, las mujeres de aquella vieja Iruña compraban y vendían las frutas recolectadas en las huertas regadas por el Arga. Y gritaban tanto que hasta los concejales salían al balcón para mandarlas callar. Porque allí, en el centro de la ciudad, convertida en un enorme mercado a cielo abierto, se empezaba a hacer barrio y alguna que otra rebelión. Maya debería leerse El lenguaje de las ciudades, de Deyan Sudjic. Para saber que sin una frutería en San Antón se nos va el recuerdo de quienes fuimos. Pero igual esto le importa poco. Porque en el fondo lo que Maya plantea no es la revitalización del barrio, sino la monitorización de un espacio sin vecindad que permita que los más importantes flujos comerciales e inmobiliarios, los fondos inversión y la especulación residencial circulen con patente de corso. Y para eso sí habrá amabilización.