«He vendido mi casa en la calle Jardines porque no aguantaba»
Martín Ibarrola 1 de febrero de 2018
Unos 300 vecinos del Casco Viejo bilbaíno se movilizan para protestar contra la masificación de los pisos turísticos y los «abusos» de la hostelería
Antes de comenzar la manifestación contra la «turistificación» del Casco Viejo bilbaíno, algunos de los casi 300 vecinos que se reunieron ayer en la Plaza Nueva especulaban sobre si acabarían pasando en fila india por la calle Jardines. «Si los hosteleros se han saltado la normativa que les prohíbe sacar las mesas y las sillas los miércoles, no habrá ni un metro de espacio», protestaban. Aunque pudo comprobarse que los locales respetaron rigurosamente la ley y no hubo mayores problemas para transitar, los manifestantes mantuvieron que el Casco Viejo se ha convertido en una carrera de obstáculos para los residentes.
Precisamente en la calle Jardines vive Natalia Simón, que ayer no podía evitar emocionarse cuando hablaba de su piso. «Hace unos días vendí mi casa porque no aguantaba más. Desde Semana Santa hasta finales de otoño el ruido se vuelve insoportable. Las terrazas lo dominan todo… Yo llegué aquí por el ambientillo, pero hay un descanso mínimo que debe garantizarse». Su malestar es un reflejo de las principales reivindicaciones de las asociaciones Bihotzean y SOS Alde Zaharra, organizadores de esta manifestación y numerosas asambleas contra las políticas de turismo en el barrio.
«La mayor parte del año las terrazas cierran a la una y media de la mañana entre semana. No sé cuántas veces he llamado a los municipales o he gritado desde la ventana. Me sentía indefensa. Esto ha empeorado mucho en los últimos tiempos», lamentaba Simón. Otro caso es el de Ansel, manifestante de 49 años que ha convivido con un piso alquilado ilegalmente. «Al principio estaba registrado como apartamento turístico, pero al encontrarse en una cuarta planta tuvo que cambiar su estrategia. Suponemos que se empadronó y ofertó habitaciones turísticas, lo cual es legal». El propietario no vive allí, pero la picaresca parece haber funcionado. Ansel se encuentra ahora en proceso de denunciarlo. «Una vivienda como esta es un hotel sin normas. Suciedad en la escalera, cualquier hora de entrada y salida, gritos…».
Cierre de tiendas
El representante de Bihotzean, Javier Rodríguez, no cree que estas situaciones sean excepcionales. «La aparición de estos pisos ilegales está motivando la especulación con la vivienda del barrio. Los precios están subiendo muchísimo y las irregularidades son constantes. Nuestra economía está dirigida únicamente al turismo y la hostelería. Los servicios mínimos de los residentes se han descuidado muchísimo. De verdad, me pregunto si nuestros hijos podrán seguir viviendo en el Casco Viejo».
Portavoces de la asociación SOS Alde Zaharra, compuesta principalmente por jóvenes vecinos, cuestionan el papel del Ayuntamiento e interpelan al alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto. «¿Los residentes tenemos un lugar en el modelo que estáis impulsando para esta ciudad?». Entre otras cuestiones, denuncian la desaparición del comercio local, incapaz de hacer frente a franquicias.
El turismo creció un 5,3% en Bizkaia el año pasado
2017 fue un año de récord para el turismo en Bizkaia. Registró 1.461.117 entradas en alojamientos hoteleros y rurales. La cifra es un 5,3% superior a la de 2016. Además, los viajeros de procedencia extranjera se incrementaron un 12,7%, mientras que el turismo del resto del Estado lo hizo un 1%. El sector ya supone el 6% del PIB vasco. Por ello, las Juntas Generales aprobaron ayer una proposición no de norma del PP, que respaldaron el PNV, el PSE y el Grupo Mixto, para apoyar al sector tras la campaña del pasado verano desarrollada por Ernai y para manifestar su compromiso de «consolidar y mejorar» el actual modelo. EH Bildu y Podemos se opusieron, ya que consideran que éste debe ser revisado para terminar con problemas como la «precariedad laboral que florece en el sector» y la «gentrificación de algunos barrios».