De equilibrios
Jorge Nagore – Miércoles, 20 de Septiembre de 2017
La semana pasada se anunció que tras 10 años en desuso el edificio de Unzu podría estar en la última fase para acoger en breve unas 10 viviendas -muy caras, al parecer, pero los promotores sabrán-, un albergue -promotores y prensa le llamaban hostel, un palabro que no existe en castellano pero que queda muy chic- y bajos comerciales. Muy bien, siempre es una buena noticia que vuelva la vida a donde antes la hubo. El albergue, de 277 plazas, principalmente contará con habitaciones para 6 y 8 personas a precios económicos, especialmente enfocado al Camino de Santiago, aunque también algunas para 4 y 2 personas. La noticia fue recibida con, al parecer, satisfacción por la concejala de Comercio y Turismo, Patricia Perales. Alegría porque siempre es bueno que lo cerrado renazca y también porque “intenta un equilibrio de usos”. Y es aquí, a lo del equilibrio, a donde quería llegar, porque el albergue éste, que gestionará una cadena internacional -una multinacional del sector- casi coparía él solito con sus 277 plazas previstas las 302 plazas de albergues que ofrece ahora mismo Pamplona -158 privadas divididas en 6 albergues y 144 públicas, unas 144 públicas que por otra parte hacen competencia desleal a las privadas con el dinero de todos ofertando plazas muy por debajo del precio del mercado, un asunto muy curioso porque yo igual le subvenciono a un millonario yankee o ruso que pase la noche en el Albergue Jesús y María. Es una historia a mirar y más cuando recientemente han tenido que cerrar albergues privados, como el de la calle Ciudadela-. Supongo que un partido como Bildu, que presume de unos principios ideológicos, sociales y económicos muy concretos, no irá a dejar en la estacada ante una multinacional a los trabajadores de 6 pequeños albergues que llevan años peleando y que les tratará de ayudar en la medida de sus posibilidades. Lo contrario sería inaudito.