Turismo por decreto
Paco Roda – Lunes, 12 de Junio de 2017
Cuando unas ciudades se han dado cuenta del impacto del turismo de masas, la nuestra declarará al Casco Viejo Zona de Gran Influencia Turística. Con dos. Y nadie dice nada. Todo dios contento. Como si hubiera que aceptar hasta los errores equivocados. Como si a falta de la urgente revisión de la deriva de este barrio, este ayuntamiento quisiera firmar su epitafio. Dicen que lo hacen obligados por una normativa estatal. Cierto. Pamplona pasa de 600.000 pernoctaciones anuales y ello nos obliga a crear esta figura. Es verdad. También lo es que podíamos objetar, o negarle a Madrid su norma. O buscarle la vuelta. O decidir de otra manera. Por ejemplo, y solo como ejemplo argumental, podíamos declarar ZGAT a Etxabakoitz, ese vergonzante yermo urbano donde el impacto sería simbólico. Pero no. Este ayuntamiento elige el Casco Viejo porque así la afección será mínima. Porque los comercios no van a ampliar su horario, eso dicen. Esto me suena a equilibrismo argumental y a cortoplacismo estratégico. No sabemos qué perspectivas hay con algunos edificios del Casco Viejo pendientes de compra: el histórico Unzu, o Euskalpiel, en la calle Zapatería. Pero hay más. Ha sido una bandera de ciertos políticos negar la libertad de horarios. Por las consecuencias que trae. Y ahora, para salvar el marrón, echamos mano del Casco Viejo donde todo cabe. Hasta lo imprevisible. Y para no romper el equilibrio del resto de la ciudad, seguimos rompiendo nuestro barrio, donde el espacio se ha convertido en una mercancía más, donde hay procesos de invasión, atomización de actos, segregación y escasez de zonas verdes, defunción del comercio tradicional, terciarización selectiva, muchas viviendas vacías, problemas de aparcamiento, polución y contaminación acústica y una hostelería extractiva dueña del espacio público. Y en medio de este pantanal, declaramos al barrio epicentro turístico. Joder, un poco de cordura.