Lavapiés se manifiesta con ironía por los derechos de los turistas
Público 5 de abril de 2017
El colectivo ‘Lavapiés ¿dónde vas?’, preocupado por la turistización del emblemático barrio madrileño, convoca a los vecinos a una protesta contra los «negocios que priman el beneficio económico propio por encima del equilibrio social» y que expulsan a los residentes del lugar para llenarlo de turistas
Piden un carril turista en el barrio con prioridad para trolleys, segregado del tráfico vecinal; un McDonalds, Starbucks o Pizza Hut cada cuatro manzanas, «para poder comer en Lavapiés lo mismo que en el resto del mundo». Que se reduzca un poquito la pendiente de las calles Olivar, Ave María, Lavapiés, Mesón de Paredes y Embajadores; poder pernoctar en cualquier casa si no quedan plazas en Airbnb o el cierre de bares con camareros feos. Esta es la forma de protesta que el colectivo Lavapiés, ¿dónde vas? ha elegido para denunciar la turistización y gentrificación (dos conceptos que suelen ir de la mano») de este barrio del centro de Madrid.
La ironía exagerada ─aunque algunas de sus estrambóticas propuestas/denuncia ya son una realidad─ como fórmula para advertir de que Lavapiés está sufriendo un proceso de transformación socioeconómica que, como ya ocurrió con otros barrios de la capital, acabará expulsando a sus vecinos para llenar las calles de turistas. El problema no va a llegar pronto, sino que ya es un hecho. Por eso, Lavapiés ¿dónde vas? convocó el pasado una protesta titulada «El destierro de la vecina». Este miércoles vuelve a las calles con la «manifestación internacional por los derechos del turista», que tendrá lugar a las 19.30 horas.
«Con los años, cierto turismo se ha convertido en un problema global y está modificando a la fuerza territorios, barrios y ciudades, incluido Lavapiés. Convertido en un gran negocio para unos pocos, los grandes inversores y propietarios, que obtienen rentas especulativas, se ha vuelto un factor de desequilibrio y desigualdad y arrasa con la diversidad social y cultural», denuncia este colectivo surgido en torno a La Canica, un centro de intercambio de bienes y servicios que ha utilizado como sede una antigua oficina de Bankia, en la calle Embajadores.
Critican que sólo en 2016, más de mil viviendas de Lavapiés se han dedicado a dar cobijo a turistas solamente y han aparecido edificios enteros dedicados al alojamiento de turistas, «ya sean hoteles, hostels o apartamentos». Fruto de esta tendencia es el aumento del precio del alquiler en la zona ─lo cifran en un 15%─, la proliferación de locales de ocio en detrimento de tiendas y mercados y la expulsión de los vecinos a otros lugares más baratos, bien por aumentos de la renta o por la no renovación de los contratos, que ahora se firman con fondos buitre o agencias inmobiliarias.
«El problema no es que algunos vecinos alquilen habitaciones para ayudarse a llegar a fin de mes. El problema es la codicia que inspira algunos negocios que priman el beneficio económico propio por encima del equilibrio social», lamenta el colectivo, que prepara otra protesta para el 6 de mayo. «Somos las vecinas de Lavapiés que nos vamos pal otro barrio, expulsadas por el mercado y los dueños de todo esto, que prefieren a turistas con maletas de ruedines a vecinas como nosotras, un barrio para ser visto y no para ser vivido», explican en su web.